SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL COMUNISMO POR PARTE DE LA CLASE OBRERA DE NUESTRO PAÍS.

Enrique Velasco

Capitalismo y socialismo arrancan de los procesos de trabajo en la forma que los encuentran.-

 

Desde estas bases estudió Marx en su obra El Capital, el gran trabajo de organización llevado a cabo por la burguesía, con la intención de protagonizar y obtener los frutos, de ese espectacular vuelco en la producción material al que llamaron la revolución industrial.

Llamado así, “la revolución industrial”, se diría que la burguesía había realizado algo así como un invento, un hallazgo (el descubrimiento de un tesoro, por ejemplo), que había beneficiado a toda la sociedad.

Marx analiza el fenómeno. No resta ni un milímetro de mérito a la osadía y al empuje de la burguesía, promotora y directora de todo el cambio, pero saca del fondo de todo este fenómeno, al actor principal, al obrero.

Y nos va relatando, Marx, en qué ha consistido, básicamente, la operación. Los burgueses (de burgo, ciudad) han ido introduciendo en la producción, los elementos materiales que han ido permitiendo el paso de los procesos individuales de trabajo de que se partía, hacia procesos de trabajo cada vez más socializados, más colectivos. Al principio socializan, ponen en común, la nave industrial en que se trabaja, su iluminación y limpieza, y progresivamente, según hemos visto, convierten todo el proceso de trabajo en un proceso colectivo, de trabajo en cooperación.

El paso de los procesos de trabajo individuales de los artesanos, a los procesos de trabajo colectivos de las empresas capitalistas, es en lo que ha consistido la labor directora de la burguesía en lo que llamamos el nacimiento y desarrollo del capitalismo.

El paso de los procesos de trabajo individuales de los campesinos, a los procesos de trabajo colectivo de las empresas rusas, es en lo que ha consistido la labor directora del partido en lo que llamamos el nacimiento y desarrollo del comunismo ruso. El sector de la producción industrial, poco extendido, por tener  ya socializado (en forma capitalista) el proceso de trabajo, no hubo que modificar más que la dirección, pasando a desempeñarla también el partido comunista.
           Y así, de esta forma que vemos, las dos veces que en la historia moderna europea, en el sector de la producción, se ha efectuado el tránsito de unos procesos de trabajo individuales a unos procesos colectivos, este tránsito ha sido protagonizado, en un caso por las organizaciones de los capitalistas, en otro por el partido comunista ruso.

El dato que nosotros retendremos es el siguiente. Siendo el actor principal de la producción el trabajador, puesto que la producción es el trabajo, en cuanto ha habido que organizarla colectivamente, esta labor de organización, de ordenación, ha acabado recayendo en alguien distinto del propio trabajador.

Algo tan cercano y tan propio de los trabajadores, como es el enlace y combinación de sus propias tareas, el ajuste de los ritmos y cadencias entre sus distintas funciones, la planificación y destino de sus actividades, así como la apropiación y reparto de los frutos colectivos, les ha sido arrebatado, vaciando de contenido su trabajo, y convirtiéndolos en “ajenos” a todo ello.

La teoría socialista-comunista arranca de esta situación, y apunta, por lo tanto, en la dirección opuesta. El control y la dirección que sobre su trabajo tienen el campesino y el artesano, ha de convertirse en un control y una dirección colectiva, de sus procesos colectivos de trabajo.

Nos ayudará en la comprensión del camino a seguir, el recorrer de nuevo los pasos que capitalistas y dirigentes rusos dieron en la “fallida” (para nosotros) colectivización.

Recordaremos que lo primero que hicieron los capitalistas fue poner bajo su dirección y control a un grupo de artesanos de distintos oficios para, al final del proceso de cada uno, unir sus resultados en un producto común (un coche de caballos, en el ejemplo que pusimos).

En el comienzo, por tanto, los trabajadores antes independientes, conservaban aún todo el control técnico sobre su actividad. Sin embargo, ya habían perdido lo que hoy llamaríamos la iniciativa. El producto final, el coche, ya no le era solicitado a él, que era carpintero, sino al capitalista que era el que fabricaba coches. La iniciativa de manufacturar coches, aunque fuesen elaborados solo por los trabajadores, ya no era de ellos, sino del capitalista. Habían perdido la posibilidad de haberse agrupado y fabricarlo y venderlo ellos. Sin embargo fue el capitalista el que se apropió esta tarea.

Esta fase del capitalismo, en su inicio, la habíamos citado antes, haciendo notar que se trataba de un camino recorrido, pero que aún se podía recorrer en sentido contrario, se podía deshacer. El carpintero seguía siendo carpintero, el herrero, herrero.

Estos primeros pasos en la colectivización, en la socialización de los trabajadores, bajo el control y dirección del capitalista, es una primera fase que nos puede ayudar a entender mejor, la fase inicial de la colectivización, cuando voluntaria y libremente es decidida por los trabajadores. Decidida y dirigida por los trabajadores mismos.

Cuando el capitalista da sus primeros pasos, apenas hace otra cosa que poner la nave en que se trabaja, y facilitar las materias primas, porque en ese primer momento, hasta las herramientas son aún de los trabajadores, (las agujas del sastre, el palustre del albañil, la brocha del pintor). Es suficiente ésto para convertirse en propietario del producto y pagador del salario (que es la nota que caracteriza al capitalismo).

De forma paralela, cuando los trabajadores inician su asociación voluntaria para trabajar, apenas hacen otra cosa que adquirir ellos mismos los medios materiales necesarios para desarrollar su actividad. Pero ello es suficiente para apropiarse del fruto de su trabajo y decidir sobre su destino y reparto (que son ya las notas que caracterizarán al comunismo).

Es decir, tanto el capitalismo como el socialismo, cuando inician su recorrido histórico, lo hacen dentro de las condiciones en que el trabajo se realiza en ese momento. Es posteriormente, cuando someten todo el proceso técnico a las nuevas condiciones que interesen al nuevo “amo”.

Las modalidades, las formas, que ha ido adquiriendo la cooperación y las aplicaciones de la tecnología, ha sido las que han interesado al capitalista, y eso quiere decir que las formas de cooperación (de combinación entre las tareas de los trabajadores) y de aplicación de los principios de la ciencia (lo que llamamos la tecnología) que conocemos, son las formas capitalistas  de esos dos motores de la productividad.

Sin embargo, el comunismo ruso, las copió en sus colectivizaciones, entendiendo, que se trataba de fórmulas ya ensayadas y aprobadas por el capitalismo en su búsqueda de la mayor productividad. De aquí se derivó que no tengamos una experiencia de desarrollo de la productividad dirigida por los propios trabajadores.

Todo ello viene a desembocar en que el comunismo (el ensayo de su camino), se ha de hacer, partiendo de las bases que ha establecido el capitalismo.

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